G.O.A.T. [Greatest Of All Times] Audemars Piguet Royal Oak

Hay una serie de artículos que Sothebys envía a sus suscriptores donde califican, en su opinión, los mejores relojes de todos los tiempos, los G.O.A.T. (Greatest Of All Times).

Me gusta el acrónimo G.O.A.T., los "chivos" traducido literalmente. Lo usaré para titular y presentar mis artículos para los que califico como los mejores de todos los tiempos. Un homenaje a ciertos relojes que en mi opinión se ganan ser los mejores. Me he puesto dos condiciones para determinar aquellos de los que les platicaré. La primera condición es que aunque no sea el poseedor de algunas de estas piezas -¡ya quisiera!- al menos los haya tenido 'en mano', al menos portado por algún tiempo o minutos, haberlos "sentido"... la segunda, que aunque no necesariamente sean de mi agrado, reconozco su valor en diseño, técnica y valor. Por supuesto y asumo no cumplir la opinión de todos, pero finalmente, él que escribe soy yo. Una disculpa sonriente y por supuesto acepto sugerencias para ser consideradas en los comentarios.


Espero disfruten esta colección de Watch by W G.O.A.T.'s.



Watch by W G.O.A.T.
Audemars Piguet Roya Oak




El término "disruptivo" se usa mucho en estos días. Utilizado para hallar todo, desde aplicaciones hasta ropa deportiva, la palabra se ha convertido en un marcador de posición para cualquier cosa que sea una desviación del 'status quo'. 


Entonces, ¿Qué hace que un producto sea realmente disruptivo? En el tema relojero, puede que no haya un mejor ejemplo que el Royal Oak de Audemars Piguet. Hoy y las nuevas generaciones quizá lo consideren un clásico, portado por personas como LeBron James y John Mayer, pero el Royal Oak comenzó como un rebelde que rompió las reglas. Lo considero y lo coloco como mi primer G.O.A.T., pues introdujo una categoría completamente nueva de relojería y sigue siendo el ideal platónico de un reloj deportivo.


La historia de origen es una de las leyendas más frecuentemente citadas entre los entusiastas de los relojes, y estoy de acuerdo que hay una buena razón. Es una historia emocionante y casi 'shakesperiana' de desafío a las probabilidades de lograr éxito. 

A mediados del siglo 20, Audemars Piguet era venerado como relojero de lujo y los relojes finamente elaborados de la firma, dejaban ver un dominio tanto de la mecánica como de la estética. Pero llegó la década de 1970. La agitación política y social vio la cultura cambiar radicalmente, y el 'status quo' fue cuestionado en prácticamente todas las facetas de la vida. Sumemos a ello una economía deprimida prácticamente en todo el mundo y la aparición de relojes de cuarzo que funcionan con baterías. En medio de eso ubicamos y empezamos a entender el dilema que enfrentaba Audemars Piguet.


El apetito por los relojes mecánicos de lujo había disminuido drásticamente. 


No solo la economía se deprimía, también estaban cambiando los gustos. El cuarzo ofrecía una alternativa más barata y accesible a la relojería. Para Audemars Piguet las ventas se desaceleraron, las ganancias disminuyeron y quedó claro que se necesitaba algo grande para corregir el destino de la marca. A las 16:00 horas en la víspera de la Feria del Reloj de Basilea en 1970, un ejecutivo de Audemars Piguet llamó por teléfono al diseñador Gérald Genta. Después de haber demostrado ser un sabio con los diseños para el "Constelación" de Omega y el "Elipse" de Patek Philippe, a Genta se le encargó una tarea difícil.



Gerald Genta



Como recordó el propio Gerald Genta en una entrevista de 2009: “El Director Gerente de Audemars Piguet me llama y me dice: ‘señor Genta, necesito un reloj deportivo de acero que nunca se haya hecho antes, quiero que sea algo totalmente nuevo e impermeable. Quiero el diseño para mañana por la mañana...'”. 


Previamente y habiendo investigado, la compañía descubrió que el mercado estaba interesado en el acero, que, en ese momento, se consideraba un material utilitario inadecuado para una marca elevada como Audemars Piguet. Le correspondía a Genta hacer un reloj de acero tan refinado y digno de deseo como cualquier reloj de vestir de oro y hacerlo a tiempo para presentarlo a los compradores para el día siguiente.


Por supuesto, Genta entregó. Inspirado en el casco de un buzo, su diseño presentaba un bisel octogonal fijado con ocho tornillos expuestos y un elegante brazalete integrado. El dial mínimo estaba en relieve con una cuadrícula de 'petit tapisserie', salvo para los índices lineales y una visualización de la fecha a las 3 en punto. Los ejecutivos de Piguet dieron al boceto una rotunda aprobación, y Genta obtuvo la luz verde para comenzar a trabajar.


Sin embargo, fabricar el reloj fue más complicado de lo que cabría esperar. Irónicamente, los primeros prototipos del Royal Oak se produjeron en oro blanco; El diseño de Genta era tan inédito que crearlo en acero de alta calidad era en realidad más difícil, lento y costoso que usar metales preciosos. Tomó más de un año de investigación y desarrollo para perfeccionarse antes de que el Royal Oak debutara oficialmente en Basilea en 1972.



La reacción inicial del público no fue buena, por decir lo menos. 




El Royal Oak era realmente diferente a cualquier otra cosa en el mercado, y los compradores no sabían qué hacer con él. Una cosa era su apariencia: líneas geométricas, rígidas, movimiento visible y un tamaño de 39 milímetros de ancho, que era significativamente más grande que la mayoría de los relojes en ese momento. Luego estaba la cuestión del precio: presentado a 3,650 francos suizos ($3,693 dólares est.); el Royal Oak era más caro que un reloj de vestir de oro Patek Philippe y más de diez veces el costo de un Rolex Submariner, que en esa época no se consideraba un reloj de lujo. Entonces ¿Un reloj de acero que parece una maquinaria, por un precio tan elevado? La gente estaba segura de que sería el final de Audemars Piguet.


La marca produjo una serie inaugural de 1 mil piezas, un volumen mucho mayor de lo habitual en función de su fe en el éxito de Royal Oak. Tomó algo de tiempo y eventualmente, los aficionados reconocieron el ingenio del reloj como un diseño valioso y comenzaron a comprar. 


Tomó dos o tres años -considerando varios informes- para vender las primeras 1 mil piezas; pero una vez que tomó tracción, el Royal Oak se convirtió en la piedra angular de la marca. Los modelos de esa primera producción, conocidos como Serie A e identificados por la "A" grabada en la parte posterior de la caja y las iniciales AP por encima de las 6 en punto, son los Royal Oak's más codiciados entre los coleccionistas de hoy.


La popularidad del estilo Royal Oak ha generado una variedad de variaciones a lo largo de los años. Unas muy exitosas y otras no tanto. Unas que en lo personal me agradan y otras que no. Algunos de los más notables incluyen el Calendario Perpetuo, que rompió el récord de la interpretación más delgada de esa complicación intrincada cuando se lanzó en 1981. En 1993, Audemars presenta el Offshore, una versión controvertida del diseño original, que en lo personal no me agrada y que a ultimas fechas ha adquirido mucha popularidad. A la fecha y desde su lanzamiento en 2012 surge el modelo más popular, la referencia 15202, también conocido como "Jumbo", lanzado para conmemorar el 40 aniversario de Royal Oak, el 15202 tiene el parecido más cercano al diseño original de Genta (esas piezas de la Serie A muy buscadas). Y ahora en 2019 lanzan el Tourbillon.


No es sorprendente que el original, en su forma más pura continúe reinando. El Royal Oak marcó el comienzo de una nueva generación de relojes que llegarían a dominar el próximo siglo: el reloj deportivo de lujo. Era una forma novedosa de evaluar el valor de un reloj, basado en el diseño y la artesanía en lugar de materiales o complicaciones. Esto presagiaba cómo usamos los relojes hoy en día, como se ha transformado nuestro estilo de vida, que es algo que me sorprende. La elevación del reloj deportivo de acero de Royal Oak a los estratos más altos de lujo es la razón por la cual los titanes de la industria de hoy usan Rolex Daytona o Patek Philippe Nautilus o Aquanaut con traje y corbata (aunque ahora la corbata va poco a poco en desuso). Sin embargo, fue el Royal Oak el primero que se convirtió en algo codiciado informal.

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